Menús con o sin vino, blanco con pescado y tinto con carne, maridajes o armonías, seco para el aperitivo y dulce para el postre… el universo gastronómico está lleno de indecisiones. Con el pan también surgen preguntas, aunque hasta ahora parece que lo que más nos preocupaba eran las raciones: que si tomamos una o mejor media, o quizás tercia. Sin embargo, hemos aprendido que este “complemento” no lo es tanto sino que supone una parte importante dentro de la comida. De ahí que la duda se traslada también a este elemento. Cada vez florecen más tiendas –aunque muchas parezcan boutiques de moda- dedicadas al mundo del cereal.
En cuestión de paladares cada uno conocerá bien el suyo, apuntan Javier Marca (Panic) y Moncho López (Levadura Madre). En principio, la cocina también se guía por el sentido común. Por ejemplo, si tomamos algo con salsa siempre será más recomendable un pan con miga, que empape, pero la cosa cambiará si es un bocata para tomar de pie, porque habrá que pensar también en un pan con corteza dura, que soporte el peso de los alimentos que van dentro.
También es normal que un pan sabroso sea más recomendable con alimentos que no enmascaren su sabor, como quesos poco curados o embutidos suaves. Lo mismo pasará al contrario, si tenemos una comida muy sabrosa, mejor optar por uno blanco, sin semillas, que solo aporte textura y sabor ligero.
Entre las armonías claras se encuentran los panes crujientes blancos o picos para los ibéricos, que contrastan con su salinidad; los ahumados irán bien con el centeno, pues su miga es algo más ácida; y los de maíz con alimentos dulces como mermeladas, mantequillas o carne de membrillo. El pan candeal, la clásica hogaza, es perfecto para corderos o carnes asadas y el integral será buena pareja de sopas y guisos contundentes, por su intenso sabor. El pan payés, con una miga muy compacta, es muy bueno para acompañar arroces, así como para preparar bocadillos con quesos fundidos.
Dejamos para lo último los panes que comúnmente llamamos negros y se asocian con países centroeuropeos. Al contener tanto sabor, son el pan idóneo para alimentos grasos como el salmón, los pescados ahumados y ensaladas con verduras acogolladas más amargas como las espinacas, la rúcula y la endivia.
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